lunes, 9 de julio de 2012

BEATO ANTONIO FANTOSATI Mártir


9 de julio


BEATO ANTONIO FANTOSATI 
Mártir 
(1900)




   Beato Antonino Fantosati (1842-1900). Obispo. Nació en Santa María del Valle, cerca de Trevi, provincia de Perusa en Umbría, el 16 de octubre de 1842. De muy joven profesó en la Provincia franciscana de Asís y a la edad de 23 años recibió la ordenación sacerdotal. En octubre de 1867 dejó Roma y se dirigió a las misiones de China con un pequeño grupo de compañeros entre los que estaba el P. Elías Facchini. Llegó a Hupeh, sede del Vicariato y residencia principal de la misión, el 15 de diciembre de aquel mismo año. De sus 33 años de apostolado en China, los siete primeros fueron los más serenos entre aquellas heroicas cristiandades; pudo dedicarse al estudio de la lengua hasta hablarla expeditamente como un chino y ser llamado «el maestro europeo». Fue misionero de grandes y geniales iniciativas.

   Pasó luego a Lao-ho-kow, centro fluvial de primera magnitud, donde ejerció durante 18 años el ministerio con tacto, prudencia y singular penetración de la mentalidad china. Fue Administrador Apostólico del Alto Hupeh; en aquel tiempo la carestía y la peste desolaron China. En 1878 fundó un orfanato para los niños abandonados y organizó la distribución de las numerosas ayudas provenientes de Europa. Luego fue vicario general del obispo Banci. En 1888 estuvo algún tiempo en Italia. De nuevo en China, fue nombrado en 1892 Vicario Apostólico del Hunan Meridional, adonde se trasladó en noviembre de aquel año.

   Sus últimos años estuvieron saturados de cruces y persecuciones, pero las adversidades no apagaron su celo. En la feroz persecución de los boxers perecieron en solo Shansi y Hunan más de 20.000 cristianos. En esta última provincia le precedió en el martirio el P. Cesidio Giacomantonio, quemado vivo el 4 de julio. Mons. Fantosati intuyó pronto la inminencia de la explosión revolucionaria y se preparó con valentía. Se encontraba lejos de su residencia ordinaria practicando la visita pastoral, acompañado por el P. Gambaro. Ante la gravedad de la situación, se apresuraron a regresar a Heng-tchen-fu, residencia del Vicario Apostólico, el 6 de julio de 1900 con algunos cristianos. Estos trataron de convencerlo de que no volviera a la ciudad, pero Mons. Fantosati les respondió que su deber lo llamaba a defender a sus hijos: «Si hemos de morir, moriremos juntos». Cerca ya de la ciudad se enteró de la muerte del P. Cesidio y de que habían destruido la iglesia y el orfanato. El día 7 llegaron a la ciudad. En el momento del desembarco muchos pescadores asaltaron la embarcación. Desde la orilla el obispo trató de aplacar a la masa, pero un golpe de timón en la cabeza lo lanzó a tierra. Los revoltosos los asediaron, y arrojaron sobre los misioneros una granizada de piedras y de objetos contundentes, mientras éstos repetían los nombres de Jesús y María. El martirio del obispo se prolongó por más de dos horas entre atroces tormentos, hasta que un pagano, viéndolo todavía vivo, lo atravesó de parte a parte con un largo palo de bambú con una aguda punta de hierro. Los dos cadáveres, arrojados primero al río, fueron luego recogidos para ser quemados y sus cenizas dispersadas en el agua o arrojadas al viento, a fin de que no se honrara su sepultura. Aquel 7 de julio Mons. Fantosati tenía 58 años de edad.

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